Todo cristiano debiera ser no sólo un creyente, sino también un discípulo de Jesucristo. La palabra cristiano significa "pequeño Cristo". Para llegar a serlo necesitamos ser adiestrados en el discipulado.
Somos discípulos de Jesucristo; hemos sido llamados por Él a ser discípulos. Discípulo es un aprendiz, es un alumno de un maestro. En este caso el Maestro es Jesucristo. A través de su Espíritu Santo Él instruye a los discípulos. El método de formar discípulos es llamado el Discipulado y es muy antiguo. Las grandes religiones y filosofías de la Antigüedad lo utilizaron. Particularmente los judíos hacían discípulos, tomaban personas jóvenes, las formaban en la doctrina y las llevaban a transformarse en "rabí" de la comunidad.
Jesús tomó esa tradición y la puso en práctica llamando a 12 hombres para hacerlos sus discípulos. "Síganme y los haré pescadores de hombres" les dijo. Los formó para ser apóstoles es decir enviados a toda la tierra para anunciar Su mensaje de salvación. La llamada "gran comisión" es para los apóstoles y para todo cristiano que se precie de ser un discípulo de Jesucristo. Dice así:
"Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado;
y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"
San Mateo 28:19,20
Podemos decir que el Discipulado es un método de crecimiento cristiano, basado en la formación de un hermano menor por parte de uno con mayor experiencia espiritual. El que recibe la enseñanza es llamado discípulo y el que la entrega es el maestro o tutor. Pero no debe perderse de vista que el único y divino Maestro es Jesucristo. El discipulado es una especie de consejería espiritual, cuyo principal propósito es la formación del carácter de Cristo en nosotros.
El propósito del Discipulado es nuestro crecimiento a la imagen de Jesucristo. Este crecimiento interior implica, además, la evangelización, o sea la transmisión de nuestra verdad a otras personas, para que alcancen la salvación. Alguien ha dicho que "un discípulo es un cristiano que está creciendo en conformidad a Cristo, que está logrando fruto en el evangelismo y que está trabajando en conservar ese fruto". Para tal servicio él debe prepararse, ser capacitado. Malamente logrará en otros la evangelización si él no vive diariamente a Jesús.
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