jueves, septiembre 04, 2008

LITURGIA DE LA ORACIÓN COMUNITARIA


“Pero hágase todo decentemente con orden” 1 Corintios 14:40

“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” Colosenses 3:16


La Iglesia Discípulos de Jesucristo celebra cada domingo la Oración Comunitaria. Este es un tiempo de compartir todos los discípulos la oración de la “comunidad cristiana”. Hay un celebrante pero es el Espíritu Santo quien dirige la liturgia u orden de la celebración o culto. En ella es la comunidad entera que habla con Dios. Toda la ceremonia transcurre en actitud de oración, es decir expectante contemplando al Señor.

Los siguientes son los distintos momentos de la Oración Comunitaria.

1. ALABANZAS
“Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento.” (Salmo 150:1)
La Biblia nos muestra el modelo celestial de la alabanza en pasajes de gran visión en que se nos abren las puertas de los cielos para comprender cómo debe ser alabado y adorado nuestro Señor.

2. ACCIONES DE GRACIAS
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.” (Salmo 100:4)
Tengamos un corazón agradecido y acerquémonos a nuestro buen Padre Celestial con palabras de gratitud, disfrutemos y prolonguemos ese momento inicial de encuentro con Dios, lo cual es muestra de un mayor desarrollo y madurez espiritual en la comunión con Dios.

3. ADORACIÓN
“La hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. / Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (San Juan 4:23:24)
La adoración es el clímax de la relación amorosa con el Señor. Es la máxima expresión de alabanza y exaltación a Dios. En este momento se expresan los dones carismáticos, los cánticos espirituales, etc.

4. PETICIONES
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” (San Lucas 11:9)
Ante Dios no somos mendigos sino hijos. Los mendigos piden por caridad o misericordia, los hijos piden por derecho. En esa confianza es que nos presentamos ante el Padre para hacer nuestras peticiones. Dios da como Padre.

5. ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
“Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de la Iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados” (Santiago 5:14,15).
Dios es Todopoderoso y sigue sanando y tocando las vidas de hombres y mujeres en la actualidad. En esta oración se demuestra el poder del Señor para sanar y salvar.

6. OFRENDA
“Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. / Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. / Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. / Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.” (San Lucas 21:1-4)
Ofrendar es otra forma de alabar a Dios y demostrarle que ponemos nuestros bienes a Su disposición y para Su Iglesia.

7. PALABRA DE DIOS
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12)
La Palabra de Dios nos alimenta, es el modo que tiene el Señor de llegar hasta nosotros. El ministro de Dios se prepara espiritualmente para entregarla. Esto es algo que debemos valorar y respetar. Los discípulos también deben preparar sus corazones y mentes para escuchar el mensaje del Señor.

8. BENDICIÓN FINAL
“Jehová te bendiga, y te guarde:
Haga resplandecer Jehová su rostro sobre ti,
y haya de ti misericordia:
Jehová alce á ti su rostro,
y ponga en ti paz.”
(Números 6:24-26)
La comunidad cristiana recibe una poderosa oración de bendición sobre ellos, que incluye un futuro de esperanza y expectativa durante la semana que se inicia.

9. BENDICIÓN DE UNOS A OTROS
“Saludaos unos a otros con el beso de amor. Paz a todos los que estáis en Cristo” (1 Pedro 5:14)
Los hermanos se bendicen unos a otros, sin distinción. Es el momento de perdonar cualquier ofensa. Todos necesitamos escuchar cosas buenas de nosotros. Necesitamos apoyarnos, afirmarnos los unos a los otros. El darle una bendición a una persona es la afirmación más poderosa que le podemos ofrecer. Es más que una palabra de alabanza o apreciación. Es más que resaltar los talentos y las obras buenas de alguien. Al dar una bendición se crea la realidad de la cuál se habla, por el poder de las palabras.

Finalizada la Oración Comunitaria, acostumbramos compartir un refrigerio u onces, ágape que permite la conversación en un clima de mucha alegría y camaradería.

domingo, abril 27, 2008

EL ESPEJO DE DIOS



“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
(2 Corintios 3:18)


“Por tanto” es “raya para la suma”, conclusión, corolario, respuesta final de algo que ya se ha dicho: el contexto. Por tanto, también, hay que conocer qué se dijo anteriormente, para no llegar a conclusiones peregrinas.

El escritor sagrado opone “franqueza” a “velo”. Moisés, según San Pablo, se ponía un velo para que los hebreos no vieran que la Ley iba a ser abolida, es decir el régimen de obediencia a mandamientos y estatutos escritos y no el régimen de fe en la gracia de Dios. Esta última no era tan desconocida, porque fue el sistema anterior, con Abraham, padre de la fe.

La comprensión que los hebreos tenían de las cosas de Dios fue nula, se embotó, se hizo ineficaz. La única forma de que a los judíos les sea quitado ese “velo” es por medio de Cristo, un velo para comprender el Antiguo Pacto. Se refiere al pacto de Dios con Moisés, no a otros pactos como el de Noé, Abraham, Adán, etc. Este velo no sólo está sobre su mente, su racionalidad, su comprensión, sino sobre su corazón.

Cuando nos convertimos a Cristo, un velo nos es quitado. El velo de los judíos es la Ley, sta es un medio y ellos la ponen como un fin; el velo de los religiosos es su cuerpo de creencias que les impide recibir en plenitud el amor de Dios; el velo de los incrédulos es el ego.

Como el Señor es libertad, trae liberación a las personas cuando se acercan a Él. Una cosa es acercarnos a la Ley de Moisés, otra cosa es acercarse a la religión y una cosa muy diferente es acercarse a Jesucristo. ¿A quién te has acercado tú?

En base a todo lo anterior, nosotros, mirando a cara descubierta al Señor Jesucristo –no a mi iglesia, no a mi creencia, no en mi ignorancia, no a mi capacidad, a mi orgullo, a mi modo de pensar, a mi tradición, no a mi educación ni a mi cultura, inteligencia, posición social, etc.- franca y directamente a Sus ojos…

¿Ha mirado usted a Cristo a los ojos? Si no lo ha hecho aún, ya es hora de que lo haga. No tema, Él es su Maestro, su Salvador que le ama, su Señor, su Amigo, su Médico, su Esposo, su Sustentador que le alimenta. Cuando no nos atrevemos a mirar a alguien a los ojos, es que escondemos algo, es que nos consideramos indignos, pecadores, sucios, etc. Usted es digno porque es un hijo de Dios, usted ha sido limpiado por la sangre de Jesús, usted es santo y tiene todo el derecho a mirarle a los ojos. Atrévase. Él quiere que usted le mire y le vea. Vea la gloria del Señor. Él es la imagen del Dios invisible.

En esto hay un misterio de transformación, de renovación, de metamorfosis espiritual. Dice la Sagrada Escritura “somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu Santo”. No es magia que cuando admiro a alguien comience a imitarle, que el alumno que está pendiente de cada palabra y movimiento y gesto de su profesor, luego piense como él y hasta actúe como él. No es magia que los discípulos, que eran timoratos, incrédulos, rudos, ignorantes, pero con un corazón abierto al Maestro, luego se transformaran en apóstoles, pescadores de hombres, al igual que Jesús, su Modelo.


De gloria en gloria, de triunfo en triunfo, de luz en luz, de éxito en éxito; así seremos transformados paulatinamente, si miramos a Cristo a cara descubierta, sin ningún tipo de velo, miedo ni prejuicio. Le desafío a que busque Su Rostro desde el amanecer.

miércoles, febrero 13, 2008

ORACIÓN DEL DISCÍPULO

Maestro:
Así como llamaste a los apóstoles
y los transformaste en pescadores de hombres,
hoy nos llamas a nosotros
con el propósito de hacernos tus discípulos.
Te damos gracias por escogernos
y te pedimos que nos des las mejores virtudes,
que podamos hacer Tus obras
y multiplicar Tu amor en nuevos discípulos.
Has de nosotros cristianos obedientes,
llenos de fe, sumisos y sujetos;
en paz Contigo y el prójimo,
plenos de amor y conocedores de la esperanza
a la que fuimos llamados.
Y así podamos vivir, edificar y anunciar
Tu Reino
hasta cuando regreses a reinar en la tierra.
Amén.